5 de mayo de 2011

varda verdadera

Agnès Varda y Sandrine Bonnaire en el rodaje de Sans toi ni loi (1985)
Ante la visión feminista de una pionera del Cinéma Vérité y de la Nouvelle Vague francesa como la de la directora belga Agnès Varda (1928- ) la dimensión por la que trasciende Sin techo ni ley  fusiona el drama de Mona Bergeron en su particular huida en busca de la libertad, con entrevistas ficcionadas a modo de documental basadas en aquellas personas reales con las que se topó la directora para nutrir su relato, a través de una serie de flashbacks que deconstruyen la trágica muerte anunciada de la indigente. Es a partir del descubrimiento de su cadáver, como la voz en off de la propia realizadora intenta narrar desde su desconocimiento las últimas semanas de la estigmatizada Simone, de ahí su aproximación a  través de las confidencias de los personajes con los que se va cruzando la adolescente. Así se desprende un esbozo de la incansable y bohemia nómada como la mujer distante que era, solitaria e independiente, descarada, autodestructiva, desmotivada,  inconformista, apática e incluso desagradable, mientras su naturaleza más íntima permanece como un rompecabezas, plasmada bajo la sombría y áspera tristeza del campo, la miseria y el frío invernal –desencadenante de su muerte–. Ella es una joven a la que aparentemente no le importan los sentimientos, vínculos o cualquier otra atadura, por ello viste en todo momento con una ropa gastada, sin higiene, percibiendo el paso del tiempo a través de su deterioro y con una actitud que demuestra su desagrado a cualquier cánon establecido, al tiempo que se escinde como una “grieta” de la misma sociedad que la aparta.
La música sólo suena cuando Mona camina sola, vista a través de travellings con desplazamiento de derecha a izquierda –lectura inversa como mirada hacia el pasado–. Así, la película se presenta como una sucesión de hechos consumados, sin explicaciones, sin saber las causas que empujan a la itinerante protagonista finalmente a encontrar la muerte en una zanja. ¿Qué es la existencia sino una sucesión de encuentros y desencuentros que se pueden determinar reconstruyendo aquello vivido? A veces, quienes nos tratamos de adaptados, no somos capaces de comprender el porqué de ciertos comportamientos ajenos, pues consideramos estar sujetos a lo que el Sistema dispone. En el caso de Mona, sus expectativas anteriores no le brindan salidas importantes, al menos eso es lo que ella concluye, ya que lo que busca a lo largo de su escapada es una realidad distorsionada repleta de pensamientos bucólicos que, al final acaban en una muerte absolutamente cruda, pero también romántica y por qué no, evocadora de "un pasar a mejor vida".
En 1985 Agnès Varda ganaría el León de oro del Festival de Venecia por esta cinta, y un año más tarde, el Cesar para su actriz principal, la también gala Sandrine Bonnaire, pasando a englosar una lista de trabajos reconocidos a nivel internacional. Sandrine, por su parte ha seguido haciendo cine principalmente en Europa y en los últimos años, ha emprendido otros proyectos como la dirección de su primera película en 2007, cuyo título Elle s'appelle Sabine es un conmovedor documental sobre el trastorno psicoinfantil y el autismo a propósito de su hermana Sabine.

27 de abril de 2011

un ciudadano ejemplar

70 años después Orson Welles sigue mandando con su Ciudadano Kane (1941)
La prensa escrita es protagonista y epicentro de la trama de la película de Orson Welles (1915-1985) Ciudadano Kane. El diario New York Inquirer, propiedad de Charles Foster Kane (personaje inspirado en el magnate de las comunicaciones americano William Randolph Hearst), funciona como un instrumento manipulador de masas a lo largo de una completa red de periódicos, radios y sindicatos distribuidos por EEUU: “Todo el mundo pensará lo que yo les ordene que piensen”. El periódico se revela por tanto, en comparación con el cine o la radio, como uno de los medios de comunicación más importantes de comienzos del siglo XX. 
La película se estructura en un continuo flashback, –una de las primeras veces que se utilizaba este recurso en el cine– desmontando la vida del periodista a través de la imagen que sus conocidos tienen de él, mediante una palabra que aparece tanto al inicio como al final de la narración: "Rosebud". Con este fin, el espectador es testigo de la labor periodística y deductiva de Thompson por conocer el origen del término y cualquier información que arroje luz sobre el popular personaje, del que se desconocen detalles que podrían ser reveladores. Esta locución, verbalizada al principio junto al desplome de la bola de cristal de nieve y encadenada con las imágenes nevadas de su infancia, evocarán los recuerdos de niñez e inocencia perdidos, el hogar, el calor maternal, la sencillez, el pasado que nunca pudo disfrutar y que en sus últimos días se arrepiente de no haberlo hecho, en parte, por encontrar en lo material del dinero o el poder todo lo que no pudo conseguir, como la felicidad o el afecto. Así, Welles, dibuja con efectividad visual la degradación de valores y ascenso económico del protagonista mediante el contraste y el llamado “sueño americano”.
Para el ciudadano Kane no hay nada ni nadie sagrado, todo es susceptible de ser adquirido y posteriormente almacenado en su solitario castillo de Xanadú, igual de sórdido en su interior que su fracaso moral. Esos objetos inanimados simbolizan la ruina de una vida exitosa que ha terminado en una inevitable sensación de desolación. A medida que los allegados de Kane nos cuentan, tras su muerte, sus impresiones sobre el difunto, de una forma parcial e incompleta la formación de una opinión sobre el  significado de Rosebud y el rompecabezas de Charles recae en el espectador como si se trataran de una misma pieza, mostrando al máximo representante del poder de la prensa con todas las contradicciones y problemas de su condición humana. 

24 de abril de 2011

angus & julia stone

Angus & Julia Stone, australianos y cantantes, agraciados y encantadores hermanos que suenan al tempo de unas voces cálidas y románticas, ilustran los sueños bucólicos de una cada vez más presente masa neofolk, esta vez agolpada en la tímida sala Bikini que ostentaba el sold out desde hacía días –tras el cambio de la sala BeCool y teloneados por el también antípoda Steve Smyth, lo que empujaba a ser el remate final de una diada de Sant Jordi perfecta. De temprano talento artístico, los frutos de este dúo empezarían a recogerse en su primer EP Chocolate & Cigarrettes de 2006, que predecería a su primer trabajo discográfico A book like this, cosecha que terminaría por abastecer las expectativas de las críticas con su floreciente Down the way, repleto de ejemplos como "Big Jet Plane" o "And the boys" que romperían la calma de su apacible anonimato.
Si bien es cierto, gran parte del color vocal de los Stone lo aporta la sinuosa y naïf voz de Julia, la cuál a la par que su hermano, tienen disco en solitario: The memory machine y Smoking gun respectivamente, este último de un encanto excepcional bajo el no muy masculino nombre Lady of the Sunshine. Pero no sólo eso,  el trabajo de estos artistas de pura cepa –sus padres son también músicos– es capaz de pervertir hasta la extenuación el "You're the one that I want" de Grease para convertirlo en una adorable versión acústica. Aún así, el ambiente distendido que se creó dio para algún que otro despiste  u olvido en la letra, que pudo solventarse con el desparpajo de ambos hermanos cuyo feeling en el escenario era superior a cualquier parentesco. Con este dulce panorama poco sería de extrañar que el concierto acompañado de violín, trompeta o harmónica no remitiera a la naturalidad de un paseo entre campos de infinitas espigas y de otras tantas rosas rojas que despuntaban en un día tan importante para la identidad catalana como para la tranquilidad de espíritu general.

Angus & Julia Stone - Santa Monica Dream

19 de abril de 2011

secreto a voces lusas

Joao Luís Arrais, Mª Joao Bastos y Adriano Luz en Misterios de Lisboa (2010)
A partir del folletín romántico del escritor portugués Camilo Castelo Branco Los Misterios de Lisboa (1854), novela coral de entramado amoroso y relevancia social donde los secretos familiares y la consciencia de culpa atormentan el recuerdo infundado de un joven moribundo Pedro da Silva, el cineasta chileno Raúl Ruiz (1941 - 2011) recrea su adaptación homónima junto al guionista Carlos Saboaga en 266 minutos de minucioso metraje, –más una versión extendida por capítulos para la televisión– consiguiendo entre otros triunfos la Concha de Plata al mejor director en la pasada edición del Festival de San Sebastián. 
Siguiendo un sistema narrativo a modo de cajas chinas, el espectador descubre los entresijos de unas vidas complejas repletas de encuentros y desencuentros, situadas siempre “entre bastidores” respecto al teatrillo de João, permitiendo asistir a la existencia de unos personajes enclavados en su propio marco: el de la literatura; el del cine; el del mundo como un gran teatro, como un juego que no se puede controlar –del que el mismo protagonista forma parte–, justificando así cierto aire efectista que sobrevuela durante todo este trepidante viaje generacional. La estructura de la película, pues, sujeta la dramática, delicada y corta vida de Pedro da Silva, un falso huérfano sin nombre concreto (João), cuyo deseo de conocer su origen le lleva a presenciar todo un desfile de personalidades a través de los relatos iniciados por el polifacético y benefactor padre Dinis, al que se incorporarán otros narradores como la advenediza madre Ângela de Lima, Alberto de Magalhães, Elisa de Montfort, el Conde de Santa Bárbara, Blanche de Montfort o el propio Pedro, introduciendo cada uno a otros por medio de confesiones que descubrirán la génesis oscura y motivacional de sus historias. Pero más que un progenitor, el protagonista necesitará alcanzar la felicidad, la libertad, el amor, la verdad, una referencia fuerte que sacie su necesidad imperiosa de encontrar el apellido que le falta, –indispensable para llegar a ser alguien en aquella época–. De este modo y hasta el final de la película, Pedro estará desconcertado y falto de capacidad de reacción ante los acontecimientos, luchando contra las paredes de su escenario –su madre le regaló ese teatro de niño cuando estaba enfermo como si así ya le indicara que en su vida solo sería un títere incapaz de moverse por si solo, sin una personalidad definida–. 
Secretos que surgen de aquí y allá, amores ardientes, pecados que necesitan ser purgados, todo un caleidoscópico fresco que debe ser observado con atención en una historia que viene y va durante más de medio siglo sin importar que se pierdan conexiones entre las piezas de un extenso rompecabezas. Es en una habitación donde empieza y acaba todo. Empieza convaleciente de unas altísimas fiebres y termina postrado en otra cama de similares proporciones por un achacante viaje de Lisboa a las costas brasileñas, que acabará por apagar la poca luz que soporta la vela del escribano al que a duras penas relata su propia versión de sí mismo.

Misterios de Lisboa - Making off 
banda sonora original: Jorge Arriagada

17 de abril de 2011

paul al atardecer

El universo de Paul Auster de nuevo en Sunset Park (2010)
Sunset Park es la ultimísima novela del norteamericano Paul Auster (1947- ) que, aparte de dar nombre a la obra, evoca al escenario de su recurrente ciudad de cristal, esa en la que habitan una serie de personajes, reales o no, tan verosímiles que acaban resultando íntimos para el lector: la omnipresente Nueva York. El barrio en cuestión, situado en el distrito de Brooklyn, combina construcciones de estilo neoclásico y Art Decó, sobrio y decorativo respectivamente, lo que apunta a un notable contraste que dibuja la riqueza del conjunto literario; por una parte los desahuciados jóvenes okupas de la llamada “generación perdida”, llenos de vocaciones pero escasos de recursos económicos o, aquellos desheredados que en plena recesión americana (la historia se desarrolla de noviembre de 2008 a mayo de 2009) no pueden hacer frente a sus hipotecas. Junto a este cuadro se enclavan, en lugares diferentes, los acomodados padres del protagonista, lo que abre una brecha entre la presente crisis económica y el difícil momento de Miles Heller por llegar a conocerse y aceptarse a sí mismo, abrumado por el recuerdo del desafortunado accidente de su hermanastro. Ese mismo empellón que sesgó la vida de Bobby en la carretera será el que azote también al protagonista de aquí para allá sin rumbo fijo, renunciando a sus ilusiones y buscando refugio en el presente amor con Pilar Sanchez.  
En vez de contarnos cómo las vidas de las personas terminan por coexistir en esta sociedad prefabricada, Paul Auster acepta que el protagonista nunca acaba de hacerse, que las parejas nunca encajan completamente, que las relaciones de compañerismo en esa casa abandonada terminan gestando una sencilla complejidad con los aledaños del otro, en una búsqueda de sus identidades a través de la sexualidad del generoso Bing Nathan, la erótica pintora Ellen Brice o la comprometida doctorando Alice Bergstrom. Conforme leemos la historia central descubrimos entre sus líneas la profundidad de los relatos que contiene: el acercamiento entre un padre y un hijo; las desavenencias conyugales o el suicidio de la hija de Renzo Michaelson, matizando los contornos de cada uno de ellos, las luces y las sombras de cada personaje hasta convertirlos en personas de carne y hueso. He aquí la magia de este autor, genio de la metanarrativa, que hace de una historia relativamente sencilla todo un juego de espejos en el que las tramas se van reflejando unas a otras.

8 de abril de 2011

ava infinita

Doña Ava Gardner dialoga con una joven Ava en La noche que no acaba (2010)

¿quién es el animal más bello del mundo?
Joseph L. Mankiewicz (1909-1993) dirige en 1954 La condesa descalza, tomando como referencia el cuento de la Cenicienta, en un análisis sutil del showbusiness hollywoodiense y de sus estrellas, situando la figura de Ava Gardner (1922-1990) en el papel de la actriz ficticia María D'Amata, una bailarina española de origen humilde que ve como el mundo del espectáculo se rinde a sus pies, pero que acabará siendo víctima de sus sentimientos a manos de un conde despechado, su oscuro e impotente príncipe azul.  
El relato comienza y termina en el funeral de la condesa; primero con la incesante lluvia que oculta bajo los paraguas las expresiones de los asistentes (menos las de un lúcido y empapado perdedor Harry Dewes), para acabar delatadas al escampar y salir el sol, un círculo en el interior del cuál se visualizarán las diferentes etapas de la condesa María Torlato-Favrini a través del monólogo interior de este cineasta frustrado interpretado por Humphrey Bogart. En este sentido, él no busca juzgarla, prefiere relatar lo que ha vivido, la libertad con la que la ha tratado, esa mujer que adoraba a su padre y que verá en Dawes a un segundo referente, alguien en quien podrá confiar como esa "hada madrina" que la arrebató de los tugurios de Madrid para hacerle realidad un sueño de nueva princesa de cuento, ser actriz de Hollywood. La desgracia de ésta sobrevendrá cuando vea que los hombres no pueden ver más allá de su exuberante cuerpo, razón por la que buscará la felicidad en la farándula y finalmente en la nobleza. Al fin y al cabo, la frase de Harry “un guión debe tener sentido, la vida no” viene a metabolizar al propio relato, al querer mostrar la vida en sí misma, sin ningún happy end.
En esta película resplandece una Ava Gardner (1922 1990) rebosante de un sex appeal que, al son de un erótico baile flamenco o tendida en un tórrido traje de baño, provoca la lascivia del personal. El documental de Isaki Lacuesta La noche que no acaba (2010) basado en el libro de Marcos Ordóñez Beberse la vida, los años de Ava Gardner en España fue presentado en San Sebastían el año pasado y laureado en la recién clausurada 14ª edición del Festival de Málaga, donde a través de las voces de Ariadna Gil (Ava de los años 50) y Charo López (Ava de los años 80) se recoge la vida pública –y también privada de la estrella desde el primero hasta el último instante de su paso por nuestro país. Así se recoge en una entrevista años después de descalzarse del cine: “mi belleza se ha marchitado, pero eso me libera”, consciente del frenético objeto del deseo con el que sucumbió a la cámara y reflejo de una vida, detrás de ella, igual de agitada. Para que la vida loca de Ava  pueda ser disfrutada por todos –y criticada por los demás–habrá que esperar a su estreno oficial en cines, fecha que de momento se desconoce.

27 de marzo de 2011

desayuno de oro y diamantes

Audrey Hepburn cumple sus bodas de oro en Breakfast at Tiffany's (1961-2011)
De la novela corta de Truman Capote Desayuno en Tiffany´s (1958) se desprende un retrato ácido de la sociedad neoyorquina que rodea a una call girl como Holly Golightly en los años cuarenta, una trama que contextualizada por Hollywood y su director recientemente fallecido Blake Edwards (1922-2010) en los sesenta, acabaría transformada en la sofisticada y frívola historia de amor en clave de comedia romántica que significó Desayuno con Diamantes –título en España–, por cuyo guión adaptado de George Axelrod conseguiría una candidatura al Oscar.
Si bien el ritmo en que los acontecimientos suceden precisa de ser más ágil y rápido en un film que en la novela, la dirección que sigue la película vendría vertebrada por la historia en presente del criminal Sally Tomato y la de amor entre Holly y su vecino Paul Varjak. Paralelamente en el mundo referido al texto, el observador/escritor suministraría sus experiencias desde dentro, a través de lo que ha vivido junto a Holly años atrás –o vive en el momento en el que rememora los hechos–, cuyo nombre real se sustituye por el del hermano de la protagonista, Fred, hasta la muerte de éste. 
La trama se deconstruye a través del happy end interpretativo entre la encantadora Audrey Hepburn y el melancólico George Peppard, donde se descubre la condición para que la protagonista deje de escapar de sí misma y acepte su propia identidad; pasa de tratar sus relaciones esporádicas como beneficio económico a sentirse molesta con dicha actitud. En la novela no se intuye este cambio debido a que Capote presta más atención a la caracterización que a la transformación de ella, y a pesar de la relación estrecha entre un hombre y una mujer solteros, rompe el cliché y prueba como la insignia “Holly Golightly viajera” identifica a ese ser salvaje (Lulamae), de espíritu libre (como el gato con el que vive y que no tiene nombre), “protegido” de los peligros de una vida ajetreada por su medalla de San Cristóbal (patrón de los aventureros); mientras Paul, el lado más comprometido de los dos, porta un anillo con otra insignia, la que representa la estabilidad.
La traición al espíritu de la novela es evidente en tanto que el mensaje que desprende la obra literaria es muy diferente al que transmite la película, ahora, eso sí, igual de válido a nivel comercial o incluso más que el original. De cualquier modo la imagen de glamour atemporal de Audrey (1929-1993) fue el catalizador del éxito de la cinta; si bien a través de su elegante boquilla mientras fumaba o portando el entubado traje negro hasta los tobillos de Givenchy, se le dotó de un aura chic acompañada del Moon River de Henry Mancini, que resultaría inolvidable y marcaría el estilo y presencia que la han llevado al estatus de icono del cine y de la moda actuales. 

23 de marzo de 2011

el último desliz

Si Cleopatra levantara la cabeza posiblemente se desharía en pedazos halagos hacia su mejor cara, la que le brindó después de Cristo la actriz inglesa Elizabeth Taylor; la que enamoró también a un Marco Antonio aká. Richard Burton que le dejó la cicatriz de su amor para siempre, el áspid que hoy tras la picadura de una larga afección cardíaca mientras dormía y con casi ochenta años a sus espaldas, la ha sumido en ese sueño eterno y reparador al que Hollywood la elevó: la muerte del mito.
Desde sus inicios en el cine nunca se conformó con ser la primera actriz, puesto que desde bien mujercita ya lo había conseguido, en parte gracias a la desbordante belleza de sus proporciones y a esos ojos de color violeta tan ardientes como el tejado de zinc por el que se paseó junto a Paul Newman. Después de varios Oscar, de una estela gigante de éxitos profesionales durante más de tres décadas, fue en los setenta cuando se empezó a mascar su declive: ahogada en el alcohol, cansada de casarse una y otra vez y sin apenas papeles salvo cameos y apariciones en televisión, pasó de ser la mujer maldita a recuperar sus fuerzas en los ochenta y convertirse en una de las más famosas activistas en la lucha contra el SIDA junto a su buenos amigos Michael Jackson o Rock Hudson.
Liz por Richard Avedon (1964)
Así fue como el séptimo arte la consagró como la séptima mejor estrella femenina de todos los tiempos o la mujer más hermosa del celuloide por delante incluso de Ava Gardner, mientras su vida sentimental estallaba tanto dentro como fuera de la pantalla, con hasta siete maridos en ocho bodas truncadas durante el mejor papel de su vida, el de Dame Liz Taylor (1932 2011). El star system ha perdido a una de las estrellas más representativas de la época dorada del cine norteamericano,  del que poco a poco vamos asistiendo atónitos a su caída pasando a ese Panteón inmaculado donde se colocan las musas que han inspirado y seguirán inspirando sueños en el común de los mortales: el cine y sus grandes protagonistas.

19 de marzo de 2011

renoir et blanc

Cartier-Bresson y Sylvia Bataille en el rodaje de Une partie de campagne (1936)
Renoir por Richard Avedon (1972)
El mediometraje de apenas cuarenta minutos Une partie de campagne del director francés Jean Renoir (1894-1979), basado en el relato homónimo del escritor Guy de Maupassant, es un homenaje a su padre y famoso pintor impresionista Auguste Renoir, donde revisita el dialogo sensorial y emotivo entre la naturaleza y el ser humano. La espontaneidad de diálogos entre los personajes destaca sobre la caricatura que de ellos mismos hacen los actores, cercana a la teatralidad; la pareja de seductores remeros –el romántico Henri y su calenturiento compañero Rodolphe observando la llegada de la familia a través de la ventana, se caracteriza por un libertinaje disfrazado de galantería, de un dandismo de provincias excitado por la llegada de mujeres parisinas. Henriette, mientras, observa el entorno vacacional reparando en su abnegada familia que le recuerda los compromisos que tiene convenidos con su futuro espose Anatole. De esta forma, así como los impresionistas pintaban queriendo captar la incidencia de la luz sobre el paisaje –algo casi momentáneo y pasajero–, Jean Renoir hace lo mismo: contrapone la liberación del deseo de Henriette y Henri a orillas del río, con la decepción casi simultánea de ella mediante sacudidas de calor; las aguas que fluyen por el paseo en barca o la tormenta dinamizadora de los momentos finales, donde los truncados amantes rememoran su dulce y ahora amargo pasado.
La naturaleza pues predestina los acontecimientos en esos repetitivos cantos del ruiseñor sensibles ante la fragilidad de sus personajes, que ven como triunfa lo preestablecido por la sociedad ante la brevedad del placer sexual. En toda esta espiral, el clima de tensión ante la imagen desenfocada de la lágrima de Henriette recoge su propia mirada a cámara a través de un primerísimo primer plano, entendida como aproximación a su mundo interior. Una fábula de como el ser humano va en busca del paraíso perdido y de sus instintos a través de una vida combatiente.

11 de marzo de 2011

cerca de la luz

Javier Cercas a La velocidad de la luz (2005)
Tras el éxito de público y crítica en Soldados de Salamina sobre la Guerra Civil Española, y anterior a su novela-ensayo sobre el 23-F Anatomía de un instante ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2010 se sitúa La velocidad de la luz, sexta novela del escritor Javier Cercas (1962-) también sobre otra guerra, la de Vietnam. El mensaje de esta última transcurre entre las dos etapas que experimentan los protagonistas a través de su historia de amistad: del aspirante a escritor que anhela el éxito, a futuro autor víctima del mismo; y del veterano de la guerra de Vietnam reconvertido en profesor de español, a fugitivo de sus propios remordimientos. La novela está protagonizada por alguien que, en un ejercicio de autoficción del propio Cercas, "es como yo, pero no soy yo" (un personaje sin nombre) estudió en Barcelona, vivió en Gerona y trabajó temporalmente en la Universidad de Illinois, en Urbana (EEUU), donde el narrador conoce al personaje que desencadenará la trama principal: Rodney Falk. El autor narra en primera persona la novela y se vale de la propia literatura para entablar amistad con el titular de Español de la Universidad americana, haciéndose referencias autobiográficas que posiblemente vayan en consonancia con las del mismo Cercas. La historia descrita coincide, o pretende hacer creer que coincida, a grandes rasgos con la biografía del autor, que “juega” a la identificación autor-narrador para hacer reflexionar al lector sobre la capacidad de infringir daño. Así se percibe la idea desde la primera frase de esta novela: “Ahora llevo una vida falsa, una vida apócrifa y clandestina e invisible aunque más verdadera que si fuera de verdad”.
El pasado 15 de febrero, Arcadi Espada columnista de El Mundo se propuso encender la mecha del fumador Javier Cercas a partir de la noticia sobre una redada en un prostíbulo del barrio madrileño de Arganzuelas, donde comentaba como éste último se encontraba en el local, de su detención y de su posterior puesta en libertad. La propagación del escándalo no se hizo esperar, a pesar de que Espada no hiciera más que jugar con el mismo fuego que Cercas, en una ardiente lucha donde lo que era verdad y ficción pasaba a formar parte de las rotativas de un país. Y es que la narrativa poco inventiva que parece distinguir a Javier Cercas se fundamenta en el abuso que hace de sus licencias a la hora de insuflar el alma a sus personajes, sin realmente poder distinguir cuánta parte real de la vida del escritor hay en sus relatos. Una mirada "de cerca" hacia el poder mediático de los medios de comunicación "veraces" capaces de relativizar la prosa de uno de sus renovadores más actuales.

8 de marzo de 2011

bajo la influencia

Margit Carstensen & Hanna Schygulla en Las amargas lágrimas de Petra Von Kant (1972)
La efemmeride que corresponde a un día como el de hoy, 8 de marzo de cualquier año posterior a 1911, es vital por tratarse del reconocimiento internacional a todo un paradigma de igualdad: la mujer; la trabajadora, la  madre, la que tiene que demostrar continuamente que a pesar de ser mujer es válida, en fin, la que por su azarosa X genética se ha visto excluída de los ámbitos que no fueran los domésticos; extirpada de derechos fundamentales; explotada, examinada, exprimida, exterminada...¿sexo débil?, no que va, sexo exhausto. Lo que importa de un día de celebración como el de hoy no es que la mujer sea capaz de seguir adelante en un mundo con cada vez menos caciques –que de sobra lo lleva haciendo desde su liberación– sino que desde hace tan sólo cien años que es visible, aunque llevara en la sombra todo lo que llevamos de historia de la Humanidad. El siglo XX ha sido el punto de inflexión para un siglo XXI que experimenta y lo seguirá haciendo como modelo de respuesta de cambio social.
En el documental Las mujeres de Fassbinder, dirigido por Alessandro Colizzi y Silvia Cossude en 1997, se recogen sus pensamientos acerca de ellas –sus actrices–, quienes representaban un elemento de fuerza real para expresar lo que más le interesaba; no sólo porque una mujer fuese capaz de comportarse imprevisiblemente, sino porque su fragilidad emocional se expresaba a través de las lágrimas, de la risa incontrolada o de las crisis nerviosas, esencia fundamental de Las amárgas lágrimas Petra von Kant. Esta cinta tiene como particularidad que la obra teatral previa a la película la escribió el propio director alemán Rainer Werner Fassbinder (1945-1982), estructurándola en cinco actos bien señalados a través de sus correspondientes fundidos a negro. Es un drama oscuro, difícil y de gran introspección psicológica que marca claramente el film al desarrollarse en un sólo escenario interior: la vivienda estudio de la modista Petra von Kant. Por allí desfilarán el resto de personajes; desde una sirvienta muda a la madre, la mejor amiga, la amante y la hija de la primera. Sin duda, la mirada masculina del director puesta al servicio de la iconografía femenina más en boga y fascinante, de una belleza que raya el delito por el puro placer de observarla. Definitivamente no hay sitio para los clichés de la mujer débil en sus películas.

27 de febrero de 2011

you don't nomi

El contratenor alemán Klaus Sperber (1944-1983), conocido artísticamente por su falsetto nombre artístico Knomi, cambiaría su apellido por el anagrama de OMNI -revista americana de ciencia ficción- tras aterrizar en el East Village neoyorkino como extraterrestre y artista performance de la mano de David Bowie. Combinaba el estilo sintético de un níveo maquillaje, con la etiqueta de unos trajes de colores plásticos que iban del blanco y negro al ácido; hombreras espaciales de formas triangulares que, con todo, aumentaban su versión más alienígena de sí mismo, y eso que su voz era muy familiar aquí en la Tierra por la resonancia que mantenía con la gran Maria Callas, muy admirada por el artista. Desvinculado de etiquetas musicales en alza a principios de los ochenta como el New Wave, su particular ariete vocal potenciaba la ópera, el pop y el vodevil –Dark cabaret, a medio camino entre la alta y la baja cultura, un espectáculo que entusiasmó desde el principio al velvet underground bohemio neoyorkino y a sus líderes, Andy Warhol o Nina Hagen, –o la misma Blondie aká Debbie Harry–.
En 2004 se estrenaba el documental The Nomi Song dirigido por Andrew Horn sobre la vida y milagros de este revolucionario cantante lírico que no sucumbió a su débil sistema inmunológico humano, uno de los primeros famosos afectados por una enfermedad que posteriormente se conocería como SIDA.
"He came from outerspace to save the human race" y otras muchas letras que dejarían pistas de su paso por la Tierra tan inquietantes como Total Eclipse, en donde homoerotiza al Sanson de la obra de Haendel para explicar la persecución del colectivo gay que el mismo sufría; o  The cold song, que serviría de banda sonora para la excelente película de Maurice Pialat A nous amours  estrenada el mismo año de su fallecimiento. 

24 de febrero de 2011

natalie in black

Black Swan (2010)
A pocas horas de la entrega más prestigiosa de premios de la Academia, Los Oscar, la nominada a Mejor actriz Natalie Portman no debe caber en sí de gozo, hecha un manojo de nervios y con mil mariposas revolteando ante la expectativa: ¿será niño o niña?. Lo que si se puede desplumar sin que rompa el encanto de la película, no queda en su portentosa actuación entre la dualidad del cisne blanco y el cisne negro tchaikovskiano que Darren Aronofsky (1969-) lleva a las alturas, sino la transformación física acompañada del éxtasis musical que el Lago de los cisnes provoca tanto en su protagonista como en el espectador. La obsesión por la perfección despunta en el autocontrol que Nina aspira para manejar la presión a la que se enfrenta a diario con la danza, una tónica que es representativa en ambas personalidades del ballet ruso, magnificamente perfiladas por la ambientación y los efectos visuales sobretodo, de maquillaje y vestuario. Y son estas prendas las que además, han calado fuerte en una tendencia que prima en la moda femenina más actual, desde  los tonos blanco, beige y negro minimalistas de las mallas, al más puro estilo barroco y burlesque de plumas, tutús y corsés.
A pesar de la tregua que se le da a la poco explotada Winona Ryder, la arrebatadora bailarina Beth en el ocaso de su carrera, no estaría demás mencionar como vuelve a levantar el vuelo la sombría actriz, aunque sea por pocos minutos.

17 de febrero de 2011

bill & the City

bloglovin
Bill Cunningham (1929-) tiene en su haber cincuenta años recorridos a espaldas de neoyorkinos conscientes de que son moda a pie de calle, unas propuestas  diferentes y atrevidas que desde entonces pueden verse domingo a domingo en sus columnas del New York Times "On the Street" y "Evening Hours". Fuente de inspiración para Scott Schuman, "The Sartorialist", ha llevado de calle a diseñadores que han contemplado como las tendencias bajan de las pasarelas para toparse con un viandante a manos de una cámara que toma su bicicleta para dirigirse hacia la búsqueda pura y dura del estilo, más o menos ponible, más a menos al alcance de todos. Si todas las mujeres de Manhattan "se visten para Bill", como asegura la influyente Anna Wintour, editora de Vogue USA, será que el diablo sabe más por Cunningham que por la fashion week
El documental que relata la vida del dispar octagenario Bill Cunningham New York de Richard Press, muestra a un genio apasionado de su trabajo que vive una modesta vida a la que no da importancia, en su estudio y diminuto atelier fotográfico donde ha vestido, viste y seguirá vistiendo a multitud de generaciones a golpe de disparo. 
El estreno para la puesta de largo está previsto para el 16 de marzo, hora local de la Gran Manzana.

14 de febrero de 2011

cataluña se lleva la palma

Abre los ojos...y mira, Albert Serra
Últimamente, Cataluña ha visto cómo su cine ha venido cosechando triunfos en diferentes festivales y cómo críticas favorables al trabajo realizado por sus cineastas, han dado lugar a su reconocimiento dentro del panorama cinematográfico actual. Esta creatividad ha abierto el camino hacia un cine sólido, arriesgado y comprometido, disgregado del cine que se genera en la capital y construido por algunos que ya tienen un lugar en la cultura cinematográfica internacional como Albert Serra, Isaki Lacuesta, José Luis Guerin o Pere Portabella, unos “elegidos” que apuestan por el cine de autor hecho o no en Cataluña, en catalán o castellano y con un cierto aire costumbrista.
Actualmente, con la llegada de nuevas técnicas digitales, se han diversificado los estilos y se ha permitido el acceso al cine a mayor número de directores, gracias en buena parte, al ahorro en los costes de producción. Así pues tenemos ejemplos en películas como El cant dels ocells (2008) de Albert Serra, donde lo contemplativo de su belleza formal pasa por una estructura narrativa que lejos de no tener un estudio cultural, se mueve entre lo académico de su destacada composición de planos, y una cierta naturalidad de acción de los personajes. La cinta, que se presentó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes en 2008, explora la historia bíblica de los Tres Reyes Magos no desde el mito cómo sería lo habitual en un texto “sagrado”, sino deconstruyendo el conocimiento que nos ha llegado de él hasta nuestros días, a través de una puesta en escena poética y onírica, dónde los personajes están abstraídos, sin matices, y satirizados en ciertos momentos -así como Pasolini reconstruía el mito y lo dotaba de un cierto aire de provocación.
El cine de autor catalán está viviendo una auténtica “edad de oro” dónde los grandes expectativas han visto premiadas cintas como Elisa K o Pa negre, ambas del 2010, en la última edición del Festival de cine de San Sebastián y en los recién clausurados 25º Premios Goya, otorgando a esta última nueve de las catorce nominaciones a las que optaba, entre ellas la de mejor película y mejor director para Agustí Villaronga, lo que la sitúa en un paradigma que a pesar de su renombrado éxito, no ha llegado a todas las pantallas estatales.