27 de marzo de 2011

desayuno de oro y diamantes

Audrey Hepburn cumple sus bodas de oro en Breakfast at Tiffany's (1961-2011)
De la novela corta de Truman Capote Desayuno en Tiffany´s (1958) se desprende un retrato ácido de la sociedad neoyorquina que rodea a una call girl como Holly Golightly en los años cuarenta, una trama que contextualizada por Hollywood y su director recientemente fallecido Blake Edwards (1922-2010) en los sesenta, acabaría transformada en la sofisticada y frívola historia de amor en clave de comedia romántica que significó Desayuno con Diamantes –título en España–, por cuyo guión adaptado de George Axelrod conseguiría una candidatura al Oscar.
Si bien el ritmo en que los acontecimientos suceden precisa de ser más ágil y rápido en un film que en la novela, la dirección que sigue la película vendría vertebrada por la historia en presente del criminal Sally Tomato y la de amor entre Holly y su vecino Paul Varjak. Paralelamente en el mundo referido al texto, el observador/escritor suministraría sus experiencias desde dentro, a través de lo que ha vivido junto a Holly años atrás –o vive en el momento en el que rememora los hechos–, cuyo nombre real se sustituye por el del hermano de la protagonista, Fred, hasta la muerte de éste. 
La trama se deconstruye a través del happy end interpretativo entre la encantadora Audrey Hepburn y el melancólico George Peppard, donde se descubre la condición para que la protagonista deje de escapar de sí misma y acepte su propia identidad; pasa de tratar sus relaciones esporádicas como beneficio económico a sentirse molesta con dicha actitud. En la novela no se intuye este cambio debido a que Capote presta más atención a la caracterización que a la transformación de ella, y a pesar de la relación estrecha entre un hombre y una mujer solteros, rompe el cliché y prueba como la insignia “Holly Golightly viajera” identifica a ese ser salvaje (Lulamae), de espíritu libre (como el gato con el que vive y que no tiene nombre), “protegido” de los peligros de una vida ajetreada por su medalla de San Cristóbal (patrón de los aventureros); mientras Paul, el lado más comprometido de los dos, porta un anillo con otra insignia, la que representa la estabilidad.
La traición al espíritu de la novela es evidente en tanto que el mensaje que desprende la obra literaria es muy diferente al que transmite la película, ahora, eso sí, igual de válido a nivel comercial o incluso más que el original. De cualquier modo la imagen de glamour atemporal de Audrey (1929-1993) fue el catalizador del éxito de la cinta; si bien a través de su elegante boquilla mientras fumaba o portando el entubado traje negro hasta los tobillos de Givenchy, se le dotó de un aura chic acompañada del Moon River de Henry Mancini, que resultaría inolvidable y marcaría el estilo y presencia que la han llevado al estatus de icono del cine y de la moda actuales. 

23 de marzo de 2011

el último desliz

Si Cleopatra levantara la cabeza posiblemente se desharía en pedazos halagos hacia su mejor cara, la que le brindó después de Cristo la actriz inglesa Elizabeth Taylor; la que enamoró también a un Marco Antonio aká. Richard Burton que le dejó la cicatriz de su amor para siempre, el áspid que hoy tras la picadura de una larga afección cardíaca mientras dormía y con casi ochenta años a sus espaldas, la ha sumido en ese sueño eterno y reparador al que Hollywood la elevó: la muerte del mito.
Desde sus inicios en el cine nunca se conformó con ser la primera actriz, puesto que desde bien mujercita ya lo había conseguido, en parte gracias a la desbordante belleza de sus proporciones y a esos ojos de color violeta tan ardientes como el tejado de zinc por el que se paseó junto a Paul Newman. Después de varios Oscar, de una estela gigante de éxitos profesionales durante más de tres décadas, fue en los setenta cuando se empezó a mascar su declive: ahogada en el alcohol, cansada de casarse una y otra vez y sin apenas papeles salvo cameos y apariciones en televisión, pasó de ser la mujer maldita a recuperar sus fuerzas en los ochenta y convertirse en una de las más famosas activistas en la lucha contra el SIDA junto a su buenos amigos Michael Jackson o Rock Hudson.
Liz por Richard Avedon (1964)
Así fue como el séptimo arte la consagró como la séptima mejor estrella femenina de todos los tiempos o la mujer más hermosa del celuloide por delante incluso de Ava Gardner, mientras su vida sentimental estallaba tanto dentro como fuera de la pantalla, con hasta siete maridos en ocho bodas truncadas durante el mejor papel de su vida, el de Dame Liz Taylor (1932 2011). El star system ha perdido a una de las estrellas más representativas de la época dorada del cine norteamericano,  del que poco a poco vamos asistiendo atónitos a su caída pasando a ese Panteón inmaculado donde se colocan las musas que han inspirado y seguirán inspirando sueños en el común de los mortales: el cine y sus grandes protagonistas.

19 de marzo de 2011

renoir et blanc

Cartier-Bresson y Sylvia Bataille en el rodaje de Une partie de campagne (1936)
Renoir por Richard Avedon (1972)
El mediometraje de apenas cuarenta minutos Une partie de campagne del director francés Jean Renoir (1894-1979), basado en el relato homónimo del escritor Guy de Maupassant, es un homenaje a su padre y famoso pintor impresionista Auguste Renoir, donde revisita el dialogo sensorial y emotivo entre la naturaleza y el ser humano. La espontaneidad de diálogos entre los personajes destaca sobre la caricatura que de ellos mismos hacen los actores, cercana a la teatralidad; la pareja de seductores remeros –el romántico Henri y su calenturiento compañero Rodolphe observando la llegada de la familia a través de la ventana, se caracteriza por un libertinaje disfrazado de galantería, de un dandismo de provincias excitado por la llegada de mujeres parisinas. Henriette, mientras, observa el entorno vacacional reparando en su abnegada familia que le recuerda los compromisos que tiene convenidos con su futuro espose Anatole. De esta forma, así como los impresionistas pintaban queriendo captar la incidencia de la luz sobre el paisaje –algo casi momentáneo y pasajero–, Jean Renoir hace lo mismo: contrapone la liberación del deseo de Henriette y Henri a orillas del río, con la decepción casi simultánea de ella mediante sacudidas de calor; las aguas que fluyen por el paseo en barca o la tormenta dinamizadora de los momentos finales, donde los truncados amantes rememoran su dulce y ahora amargo pasado.
La naturaleza pues predestina los acontecimientos en esos repetitivos cantos del ruiseñor sensibles ante la fragilidad de sus personajes, que ven como triunfa lo preestablecido por la sociedad ante la brevedad del placer sexual. En toda esta espiral, el clima de tensión ante la imagen desenfocada de la lágrima de Henriette recoge su propia mirada a cámara a través de un primerísimo primer plano, entendida como aproximación a su mundo interior. Una fábula de como el ser humano va en busca del paraíso perdido y de sus instintos a través de una vida combatiente.

11 de marzo de 2011

cerca de la luz

Javier Cercas a La velocidad de la luz (2005)
Tras el éxito de público y crítica en Soldados de Salamina sobre la Guerra Civil Española, y anterior a su novela-ensayo sobre el 23-F Anatomía de un instante ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2010 se sitúa La velocidad de la luz, sexta novela del escritor Javier Cercas (1962-) también sobre otra guerra, la de Vietnam. El mensaje de esta última transcurre entre las dos etapas que experimentan los protagonistas a través de su historia de amistad: del aspirante a escritor que anhela el éxito, a futuro autor víctima del mismo; y del veterano de la guerra de Vietnam reconvertido en profesor de español, a fugitivo de sus propios remordimientos. La novela está protagonizada por alguien que, en un ejercicio de autoficción del propio Cercas, "es como yo, pero no soy yo" (un personaje sin nombre) estudió en Barcelona, vivió en Gerona y trabajó temporalmente en la Universidad de Illinois, en Urbana (EEUU), donde el narrador conoce al personaje que desencadenará la trama principal: Rodney Falk. El autor narra en primera persona la novela y se vale de la propia literatura para entablar amistad con el titular de Español de la Universidad americana, haciéndose referencias autobiográficas que posiblemente vayan en consonancia con las del mismo Cercas. La historia descrita coincide, o pretende hacer creer que coincida, a grandes rasgos con la biografía del autor, que “juega” a la identificación autor-narrador para hacer reflexionar al lector sobre la capacidad de infringir daño. Así se percibe la idea desde la primera frase de esta novela: “Ahora llevo una vida falsa, una vida apócrifa y clandestina e invisible aunque más verdadera que si fuera de verdad”.
El pasado 15 de febrero, Arcadi Espada columnista de El Mundo se propuso encender la mecha del fumador Javier Cercas a partir de la noticia sobre una redada en un prostíbulo del barrio madrileño de Arganzuelas, donde comentaba como éste último se encontraba en el local, de su detención y de su posterior puesta en libertad. La propagación del escándalo no se hizo esperar, a pesar de que Espada no hiciera más que jugar con el mismo fuego que Cercas, en una ardiente lucha donde lo que era verdad y ficción pasaba a formar parte de las rotativas de un país. Y es que la narrativa poco inventiva que parece distinguir a Javier Cercas se fundamenta en el abuso que hace de sus licencias a la hora de insuflar el alma a sus personajes, sin realmente poder distinguir cuánta parte real de la vida del escritor hay en sus relatos. Una mirada "de cerca" hacia el poder mediático de los medios de comunicación "veraces" capaces de relativizar la prosa de uno de sus renovadores más actuales.

8 de marzo de 2011

bajo la influencia

Margit Carstensen & Hanna Schygulla en Las amargas lágrimas de Petra Von Kant (1972)
La efemmeride que corresponde a un día como el de hoy, 8 de marzo de cualquier año posterior a 1911, es vital por tratarse del reconocimiento internacional a todo un paradigma de igualdad: la mujer; la trabajadora, la  madre, la que tiene que demostrar continuamente que a pesar de ser mujer es válida, en fin, la que por su azarosa X genética se ha visto excluída de los ámbitos que no fueran los domésticos; extirpada de derechos fundamentales; explotada, examinada, exprimida, exterminada...¿sexo débil?, no que va, sexo exhausto. Lo que importa de un día de celebración como el de hoy no es que la mujer sea capaz de seguir adelante en un mundo con cada vez menos caciques –que de sobra lo lleva haciendo desde su liberación– sino que desde hace tan sólo cien años que es visible, aunque llevara en la sombra todo lo que llevamos de historia de la Humanidad. El siglo XX ha sido el punto de inflexión para un siglo XXI que experimenta y lo seguirá haciendo como modelo de respuesta de cambio social.
En el documental Las mujeres de Fassbinder, dirigido por Alessandro Colizzi y Silvia Cossude en 1997, se recogen sus pensamientos acerca de ellas –sus actrices–, quienes representaban un elemento de fuerza real para expresar lo que más le interesaba; no sólo porque una mujer fuese capaz de comportarse imprevisiblemente, sino porque su fragilidad emocional se expresaba a través de las lágrimas, de la risa incontrolada o de las crisis nerviosas, esencia fundamental de Las amárgas lágrimas Petra von Kant. Esta cinta tiene como particularidad que la obra teatral previa a la película la escribió el propio director alemán Rainer Werner Fassbinder (1945-1982), estructurándola en cinco actos bien señalados a través de sus correspondientes fundidos a negro. Es un drama oscuro, difícil y de gran introspección psicológica que marca claramente el film al desarrollarse en un sólo escenario interior: la vivienda estudio de la modista Petra von Kant. Por allí desfilarán el resto de personajes; desde una sirvienta muda a la madre, la mejor amiga, la amante y la hija de la primera. Sin duda, la mirada masculina del director puesta al servicio de la iconografía femenina más en boga y fascinante, de una belleza que raya el delito por el puro placer de observarla. Definitivamente no hay sitio para los clichés de la mujer débil en sus películas.