Un selfie de Hunter S. Thompson durante su juventud (años 50) |
En 1971 las publicaciones Rolling Stone y Sports Illustrated encargarían a Thompson dos reportajes sobre una convención de policías y una carrera de motos en Nevada. A bordo de un Cadillac blanco escribiría ese mismo año Miedo y asco en Las Vegas en una espiral de marihuana, mescalina, cocaína, speed y diferentes ácidos como el LSD, con o sin presencia de alcohol, un papel decisivo en su experimentación de sensaciones límite (hiperestesia) por un periplo semejante al de los personajes Raoul Duke y Dr. Gonzo (el propio escritor y “su abogado” Oscar Zeta Acosta) de su libro. Los extensos artículos de Thompson en Fear and Loathing in Las Vegas son claros y directos, con gran abundancia de adjetivos y en los que la sátira, la exageración y la ironía dan vida a un relato que por momentos parece fantástico. En este último se detecta cierta similitud con otras obras de la Generación Beat como En el Camino de Jack Kerouac, pero Thompson aúna la realidad del periodismo y la ficción de la literatura con el fin de crear un texto nuevo. En el periodismo gonzo se parte además de que autor y protagonista son el mismo, y así, la acción nos es dada conforme ambos se desenvuelven en la historia, de ahí la importancia capital que reside en saber qué pasará y sobre todo, cómo lo contará. La perversidad humana, sobretodo la de la sociedad norteamericana –también la política, costumbres, etc– y la pérdida del sueño americano son reflejo de un mundo que nadie había focalizado en un narrador como él. Por esta razón la relación con la contracultura es vital ya que el periodista gonzo buscará captar el sentimiento de la época mediante la vehiculación de sus personajes con una cierta conciencia social, encargándose de seleccionar la información para disponer los elementos que acaben interviniendo en su ejercicio autobiográfico. La calidad en cuanto a su veracidad puede ser discutible ya que Thompson escribe bajo los efectos de sustancias alucinógenas en las que el producto podría resultar una mezcla entre realidad y ficción: ¿informar o deformar? Partiendo de géneros como el reportaje o la crónica cuya característica principal es informar, ¿el periodismo gonzo informa o cuenta sobre/un determinado acontecimiento? Cuando hablamos de “informar” existen las connotaciones noticia y actualidad que van estrechamente unidas a la profesión periodística; por el contrario, “contar” viene a referir la acción de dar a conocer un asunto independientemente de su vigencia en el tiempo, pasando a engrosar más bien las filas literarias. Hunter S. Thompson se situaría en este segundo grupo aunque no hay que olvidar que tratándose de un género contracultural se tiende a eliminar esa barrera. En estos relatos vivenciales existe, pues, un inicio, desarrollo y final que no necesariamente conllevan un hilo narrativo, sino una cobertura informativa planteada desde la opinión de quien la suscribe, documentando su mundología para dejar de lado cuestiones meramente objetivas, desposeyendo sus relatos de características formales establecidas y postulándose como protagonista absoluto de una historia que adolece ciertos temas recurrentes, como la crítica al gobierno y a lo enquistado de una sociedad. Por esta razón distinguir un texto entre realidad y ficción funciona para el periodismo convencional pero no para el gonzo.
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