20 de diciembre de 2011

el miniput se deja ver en abierto

Íngrid Guardiola ante la cámara · Flickr Miniput © 
Televisión y calidad son dos conceptos que en la actualidad difícilmente podrían asociarse al grueso de programas con los que la sociedad está acostumbrada a lidiar; pero más allá de esa parrilla convencional se encuentra una suerte de pantalla global que aglutina formatos internacionales del circuito anual para exhibirse durante una jornada de doce horas ininterrumpidas en la única y ya decimoséptima Muestra de Televisión de Calidad del Estado español (MINIPUT), celebrada el pasado 3 de diciembre como parte de la programación del CCCB y siguiendo una estructurada selección del último INPUT. Así, a medida que se buscan nuevas fórmulas para seguir atrayendo a una audiencia cada vez más exigente, el medio evoluciona y se nutre sinérgicamente de espacios tales como documentales, series de ficción, concursos o reality shows, que derivan a su vez en híbridos o propuestas totalmente innovadoras. Desde primera hora pudieron verse proyecciones tan diferentes entre sí como las del falso documental Cleveland Vs. Wall Street de la cadena suiza RTS sobre el juicio a los 21 bancos responsables de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos; los docu-realities Threesome y su escuela noruega de coaching sobre sexo o Le jeu de la mort, basado en un concurso francés cuyo ganador no es otro que quién menos escrúpulos tiene en propinar descargas eléctricas; ficciones inspiradas en poesía y literatura como The song of lunch de la cadena británica BBC2, y también la holandesa Annie M.G, en cuyo pase para el capítulo piloto estuvo presente su directora Dana Nechushtan; e incluso sesiones locales y nacionales sobre diferentes disciplinas como Pienso luego existo de TVE (filosofía) o Awa!Awa! y Im Kreiss (música), sin olvidarse del panorama catalán y los esfuerzos conjuntos de Denominació d’ Origen (DO) y la Xarxa de Televisions Locals (XTVL) por dar visibilidad a piezas tan representativas como Brots de la productora Crampton y Baret Voltaire de Piscolab Films.
En torno al reivindicativo lema “la televisión de calidad es posible” se abogó por una mayor presencia de servicio al ciudadano, ideas muy presentes en la última temporada televisiva de TVE y TV3 que, aunque pasan por tiempos revueltos y ajustes presupuestarios culturales y políticos, no han dado tanto el pistoletazo de salida al entretenimiento vacuo como Antena 3 y sus nuevos concursos y talent shows o Telecinco, que pretende virar el color de una programación excesivamente rosa a una más blanca. Íngrid Guardiola, coordinadora del MINIPUT, lamenta que esta crisis provoque un hastío en las televisiones que no permita el riesgo creativo y haga por tanto que sigan decantándose por formatos más funcionales, económicamente hablando. Agradecer por partes a la Universitat Pompeu Fabra y a Televisió de Catalunya que en 1994 decidieran iniciar un proyecto que ha ido creciendo con el paso de los años hasta contar hoy en día con el soporte de una decena de entidades y una suma de 1200 visitantes entre profesionales e interesados en el recién clausurado encuentro y a Josep Ramoneda, director del CCCB durante 17 años hasta esta misma tarde por haber dado a luz proyectos tan emblemáticos e interesantes como éste.

14 de diciembre de 2011

bestias de hoy y dreyer

Carl Theodor Dreyer y su reflejo frente al espejo 
Allan Gray fuera de sí en Vampyr (1932)
Con la sobrenatural llegada de libros, películas y series de temática fantástica como la saga Crepúsculo o The Walking Dead, el género experimenta actualmente un renacimiento con el que Carl Theodor Dreyer (1889-1968) ya soñaba en Vampyr ochenta años antes, obra esta última que fracasaría horrorosamente al no resistir la transición de una década que se debatía entre un terror mudo que funcionaba y su paliativo sonoro, un  desinterés que se mitigaría con la incipiente generación de cineastas de corte realista de los años cuarenta. Este relato de una bruja vampiro se bate a duelo con la realidad que el espectador cree experimentar en torno a la aparición del protagonista Allan Gray en una pensión fantasmagórica –auspiciada por la guadaña de un campesino– con un tratamiento que ya alerta de un mal augurio; exteriores bucólicos impresionistas e interiores de decadencia expresionista. 
El Dracula de Carlos Villarías (1931)
Coetáneas son las versiones modernas que conseguirían un notable éxito comercial como Dracula y Frankenstein (1931);  La Momia, El Hombre Invisible y el Hombre Lobo; los deformes Freaks (1932); gigantescos animales como King Kong (1933) e incluso versiones femeninas como La novia de Frankenstein (1935). De aquí, con la proyección estelar del vampirizado actor Bela Lugosi y la fama que le precedía al Dracula de Tod Browning, destinado al público americano y angloparlante, aparecería otro simultáneo como réplica hispana, Spanish Dracula de George Melford, –protagonizada esta última por unos actores españoles ilusionados con triunfar en Hollywood entre los que se encontraban Carlos Villarías y Lupita Tovar y de cuyas producciones respectivamente se encargaría la UniversalAsí, Hollywood Talkies recoge en el documental producido por Lluís Miñarro con Premio de la Crítica en la pasada Mostra de Venecia incluído, la ruta de estos actores hacia el Dorado Hollywood, en un único pase programado para el día 15 de diciembre en el Cine Truffaut de Girona y que además contará con la proyección de la primera versión en español del vampiro más conocido de todos los tiempos. Disfruten, pasen y sigan pasando miedo.


Hollywood Talkies
escrita y dirigida por Óscar Pérez & Mia de Ribot

25 de noviembre de 2011

shubertnacles humits

El artista castellonense Carles Santos transgrede su obra cada vez que inicia una nueva; original e iconoclasta, este "multipianista" incansable goza de una salud escénica envidiable, todo ello a través de una constante creatividad que ha compartido con instituciones de la talla de John Cage o Pere Portabella. Así, su obra procura mantener el emblema de menos es más, sobretodo en revisiones de clásicos europeos para Rossini o Bach (El compositor, la cantante, el cocinero y la pecadora y La pantera imperial respectivamente) o Chicha Montenegro Gallery, donde sugiere 42 formas de matar a un cura –de sus obras más recientes y aplaudidas–, que no dejan de ser todas ellas evocadoras de un universo propio, como en el caso de su última pieza, Els urinaris públics europeus –Schubertnacles humits– una orgía musical donde las emociones del compositor austriaco Franz Schubert con su El viaje de invierno; La sinfonía inacabada o La sonata nº2 para violín y piano son retransmitidas a través de la voz en OFF de Josep Ferrer, cosificada en un altavoz-tótem de tres metros de altura que tiene necesidades humanas un tanto irreverentes (cantar, miccionar, devorar una manzana) por donde deambularán una serie de personajes a modo de intrusos: la actriz Queralt Albinyana; la violinista Cati Reus; la directora de orquesta Dolors Ricart e incluso el propio Santos, éste último acompañado de su inestimable y deconstruido piano a favor de un personaje más. 
Si te perdiste las dos representaciones de los pasados 19 y 20 de noviembre en el Teatre de Salt (dentro de la programación del Festival de otoño de Cataluña Temporada Alta) tienes otra oportunidad en el Teatre Lliure de Barcelona el próximo mes de junio.
Tan sólo una recomendación; si puedes responder fácilmente a la pregunta: 

– Pots orinar i cantar Schubert al mateix temps? (¿Puedes orinar y cantar Schubert al mismo tiempo?)
no te olvides de hacer de todo antes de entrar, la obra es altamente sugestiva y lo mejor que te puede pasar es que te dejes llevar.

16 de octubre de 2011

patrick wolf

Patrick Wolf, cantante, mamífero y descarnante animal escénico por igual, utiliza su parte licántropa para nombrar no sólo su yo más visceral, sino su último disco, homónimo a una de las fiestas paganas de la Antigua Roma más salvajes, la Lupercalia, precedente del actual San Valentín. Si es o no un canto al amor, quizás sea el morbo que despierta su aullido –el que se esconde tras esta alegoría sobre la fábula de un fauno anteriormente descarriado y ahora, moralejas de la vida, asentado y bastante cebado– la constante vital que hace de Patricio Lobo –como se hizo llamar en el concierto del pasado sábado en la Sala Apolo de Barcelona– un éxito asegurado ante su fiel manada de seguidores.
Su espacio natural es épico en un ritual que convierte el sonido del viento en instrumento, mientras, el movimiento de cuerdas acompaña los bailes frenéticos del estridente sátiro de voz romántica y decadente. Toda una mezcolanza de sentimientos que empastan a la perfección en una orquesta de cámara con tintes de contundente percusión, recogidos en su bonus disc Lemuralia, una sigilosa y pausada alternativa a algunos de sus recientes temas, que con motivo de este regalo vienen acompañados de cinco vídeos tan sugerentes como soberbios. El escándalo está servido, pero desde luego, con buen gusto.

Patrick Wolf - Lupercalia IV

8 de octubre de 2011

the tree of terrence

Brad Pitt, Sean Penn y Jessica Chastain crecen junto a El árbol de la vida (2011)
Empezar por el principio, desde la quintaesencia inicial al comienzo del estado original, es perderse en una serie de detalles que podrían explicar el porqué a preguntas sobre una cuestión irremediablemente larga. Terrence Malick (1943-) toma como respuesta la vertiente religiosa para explicar los recuerdos juveniles de Jack (Sean Penn), desde el primer instante precursor del universo, Bing Bang y posterior vida en la Tierra –como en el cielo– al reencuentro epifánico con su estricto padre creador, Mr. O'Brien / Dios (Brad Pitt), todo ello, a través del monólogo interior de un subestimado niño reconvertido en arquitecto, precedido este último por su obra: la grandiosidad de los rascacielos neoyorkinos como horizonte de los vastos paisajes naturales que, como ese primer árbol desencadenante de la trama, pueblan su memoria de altos y bajos. Así se perfila un espacio más cercano a un viaje psicodélico como el de 2001: Una Odisea en el Espacio, igualmente acompañado por piezas clásicas –en este caso las de Schubert–, que a un ejercicio igualmente retórico pero nada evolucionista, que peca en ocasiones de la alevosía de un demiurgo pretencioso y poderosamente americano. El paraíso en ese barrio de Texas será la génesis determinante para trasplantar el pasado al presente y continuar caminando hacia al futuro, al lado de unos fantasmas que tratarán de pasar página hacia la última parte de este cuento de hadas y dinosaurios, premio no exento de polémica en la pasada edición de Cannes a la Mejor Película, e inicio para muchos de un auténtico apocalipsis del buen gusto.

16 de julio de 2011

estamos rodando

Roxane Mesquida y Robert están redondos en Rubber (2010) 
Del cine de terror slasher, Quentin Dupieux (1974-) toma al psychokiller encarnado en un neumático con poderes telequinéticos, y a la exuberante rebelde aislada del mundo y ajena a él, Sheila (la flexible diva del cine europeo actual Roxane Mesquida), ambos en un contexto árido por donde se pasean (auto)movilizados por sus deseos, por momentos detenidos en moteles o locales de carretera para reconducir sus vidas –y las de sus espectadores dietéticos– consiguiendo con todo una experiencia hilarante cuya originalidad fue reconocida en la pasada edición del Festival de Sitges con el Méliès de Plata a la Mejor Película Fantástica Europea y al Mejor director revelación.
Al igual que John de Bello delirara con su saga de tomates asesinos durante tres décadas, la no reason más absoluta, mezcla de comedia negra, road trip, cine de acción y Serie B intelectual a la par que divertida, vuelve a apoderarse de lo cotidiano y ecléctico, ensañándose en esta ocasión con el neumático Robert (véase la similar pronunciación inglesa con el material del que está hecho: Rubber), el cual ve como su familia es literalmente quemada en un desguace, motivo de una serie de muertes que una patrulla de policías investiga. ¿Por qué un neumático cobra vida y comienza a matar gente? ¿Realmente importa? Así se entiende como una ficción intenta expresar emociones o ideas que no pueden encontrarse en una situación real, abstrayendo dichos elementos para comunicar en este caso, su disconformidad con la industria hollywoodiense, obsesionada en crear tramas enrevesadas y espectaculares que cobren cierto sentido y atraigan al público, sin importar en ningún momento el factor sorpresa. Si los espectadores internos de su película –los observadores con prismáticos– hubiesen entendido el mensaje, no habrían resultado intoxicados por ese cine de palomitas y hubieran salido de su pasividad pasando al siguiente nivel, interactuando con la representación, esto es, tratando de entenderla desde una perspectiva nihilista. Así, cuando esta audiencia empieza a comentar la película, la intención autocrítica del director se dirige a la cuarta pared, es decir, a nosotros por medio de ellos, juzgando nuestro propio criterio a la hora de dejar que se desencadene la historia por sí misma. Mr. Oizo es el mismo Dupieux que es compositor, guionista y director a la vez, una santísima trinidad que firma una cult movie que no desfallece en ningún momento para disfrute y horror de todos aquellos espectadores que no se conforman con menos, especialmente los más escépticos. 

26 de junio de 2011

maldito panero


Leopoldo María Panero de frente (2006) · Miguel Casanova ©
Cuando pasé por delante de su residencia, para entendernos, el Hospital Psiquiátrico de Las Palmas, allí estaba él, Leopoldo M. Panero (1948-) esperándome, sentado en el bordillo de la acera, con una bolsa de deportes repleta de libros pasados pesados (dato que descubrí más tarde). El guiño de su ojo precedió al saludo que precedió al reconocimiento visual, al tiempo que me daba su petate y me pedía que se lo llevara, optando a ello casi por obligación. Empezábamos bien. Allí, a las puertas del sanatorio y mientras esperábamos un taxi, entre sus “benditos” compañeros había uno que no dejaba de recitar a Borges persiguiéndome para que le hiciera una entrevista seria, alegando que era mucho mejor escritor que Panero. Cuando por fin conseguíamos uno, 18 kilómetros nos esperaban hasta la civilización, Las Palmas, en un mayo especialmente caluroso. —Y bien, ¿dónde vamos? —pregunté una vez subidos al vehículo— A el El Reloj” —me respondió–, así que allá que nos fuimos. Llegábamos poco después al Barrio de Triana, a la cafetería El Reloj, y es que quería comer; él, yo no, eran tan solo las 11 de la mañana. Tras degustar su menú y picotear de aquí y de allí me dispuse a hacer un primer intento –o asalto– de entrevista. No sería tan fácil: —Fumas mucho, —dije yo—. Había roto el hielo. Fumo mucho, demasiado, me respondió refiriéndose a los primeros versos de uno de sus poemas más conocidos, La canción del croupier del Mississipi. En efecto, fumaba como un carretero, y eso no era lo peor, conforme daba tres caladas, tiraba el cigarro y volvía a coger otro de su cajetilla Benson & Hedges. Y así, repetía el ciclo una y otra vez. 
Recurrentes eran las canciones del romancero español, poemas de antiguos camaradas o párrafos literales del pensamiento con los que me asediaba en un cada vez más monopolizado monólogo. Una vez terminamos de callejear por el casco viejo de la ciudad, conseguimos hacer un alto en el Parque de San Telmo, donde una semana antes, Leopoldo había firmado ejemplares de su poemario En Teoría durante la Feria del Libro que todavía seguía en marcha.  Con todo, compré dos Coca-Colas frías, eché un rápido vistazo a diferentes lugares donde fotografiarle y sentándonos en un banco de piedra, todo parecía indicar que los dos estábamos dispuestos a prestarnos mutua atención (o por lo menos así quería creerlo yo). 
Tiempo 
Oh ojo de la cruz 
Espada frente al viento 
Espada de la nada y águila contra el viento 
Labio tras labio frotando con mi ser la injusticia del tiempo
 LEOPOLDO MARÍA PANERO, Conversación (6/05/2006)

Yo: Por favor defínete.
LMP: Ni cuerdo ni loco. Extraño. Me interesa el mundo de la locura. […] Mi deseo es estudiar Psiquiatría, ser un maestro del Psicoanálisis.
—¿Cómo te sientes en estos momentos? ¿Cuáles son tus propósitos más inmediatos?
—No estoy contento con mi vida. […] Los manicomios son una máquina de exterminio al igual que lo eran para los judíos los campos de concentración. Vengo de Mondragón (psiquiatrico), donde todos los días recibía una paliza diaria, y aquí, sigo recibiendo un trato pésimo y deleznable. Los odio a muerte. Pienso fugarme de allí (manicomio). Va a ser como la huida de El Lute. A finales de mayo tengo pensado irme a Madrid, a casa de una amiga mía, Rosalía Dans, una pintora surrealista. 


—Cómo ya sabes, vengo de Valencia ¿has estado alguna vez por allí?
—Fui a ver, o a asegurarme que estaba frente al partido político de izquierdas más raro del mundo. Me metí en el PCE en sexto de bachillerato. Llevaba a casa la cartera llena de libros de estética marxista.  
—No sé si sabrás que desde hace un mes, en el Colegio Mayor Lluís Vives de Valencia, se han estado pasando los dos documentales de la familia Panero rodados hasta entonces El Desencanto (1976) y Después de tanto años… (1994) de Jaime Chávarri y Ricardo Franco respectivamente.
—No sabía nada, pero me parece bien.
—Por lo que veo, llevas esa bolsa de deportes repleta de libros. ¿Podrías enseñármelos?
El Norte Análogo de René Daumal; Algunos Poemas más de Emily Dickinson; Edad de Hombre de Michel Leiris; El Cubilete de dados de Max Jacob, obra que me sirvió de inspiración para escribir Así se fundo Carnaby Street; Poemas de John Kyats; Amor en Vilo de Pere Gimferrer, una de las personas con las que viví la época más feliz de mi vida; El Preludio de William Wordsworth; La Mandrágora de Hans Heinz Ewers; Elegías de Duino y Los sonetos a Orfeo de Rainier María Rilke; Antología Poética de W.B Yeats…
—Háblame de la época más feliz de tu vida…
—[…] fue un invento de Pere Gimferrer. Sí, aquellos años, cuando conocí a Gimferrer y a Ignacio Prat. Lo malo vino con un intento de suicidio. Estaba en una pensión de Barcelona y entró la señora de la casa, me vio con las pastillas al lado y me dijo: “¿Pero es que va usted a hacer lo mismo que Marilyn Monroe?”. Me fui a la calle y en la puerta me encontraron en coma. Luego empezó toda esta historia de los manicomios que me destruyeron más que la bebida. […] y recuerdo con mucha vitalidad la transición en la cárcel de Zamora por consumo de drogas donde conocí a Eduardo, un amante que tuve.
—¿Cuáles son esos recuerdos que más añoras de tu adolescencia?
—Mi padre era un borracho, mi madre estudiaba la manera científicamente de matarme…mis hermanos, unos hijos de puta.

Extracto del fotoreportaje dedicado a Leopoldo María Panero
6 de Mayo de 2006. Las Palmas de Gran Canaria 

5 de junio de 2011

les demoiselles de demy


Françoise Dorléac y Catherine Deneuve son hermanas y Les demoiselles de Rochefort (1966) 
Uno de los representantes y mayores exponentes de la Nouvelle Vague, el director francés Jacques Demy (1931-1990) pareja además de la también realizadora Agnès Varda, destacaría sin embargo, por sus singulares y trabajadas piezas musicales además de sus recreaciones de cuentos modernos, como en Las señoritas de Rochefort, que desde Europa tomaba y al mismo tiempo llamaba la atención de Hollywood, meca que reconocería su labor con la candidatura a Mejor musical y Mejor banda sonora adaptada, esta última por Michel Legrand. Se trata pues de un musical extraño y envolvente, un mundo colorista lleno de personajes divertidos, cotidianos y a la vez estrambóticos, que conducen a las inocentes, pizpiretas, simétricas, acompasadas, conjuntadas y complementadas mellizas Garnier, Delphine (Catherine Deneuve) y Solange (Françoise Dorléac) –dos hermanas en la vida real que juegan a ser gemelas– hacia el sueño de alcanzar el amor ideal y encontrar un camino para dar rienda suelta a su talento artísico en su anhelada París. El formato en Cinemascòpe, la ambientación, vestuario, uso del color y de la estética pop de los sesenta, decorados, coreografías así como la elección de la música, ayudan a crear una atmósfera en el territorio de lo real dejando a la imaginación la conciencia crítica de una propuesta de tonos pastel. Todo transcurre durante un fin de semana festivo (cuatro días) en la provinciana y portuaria localidad francesa de Rochefort, donde la tranquilidad del lugar se ve alterada por la llegada de unos alegres y excitados feriantes, entre ellos Etienne (George Chakiris protagonista de West Side Story) y Bill, que no dejan de marcarse estilizados números musicales en espacios llenos de bailarines y extras. La canción será de esta forma el romántico leit motiv y pretexto para el encuentro-desencuentro de los diferentes personajes: un famoso pianista de gira por Europa, Andy Miller (Gene Kelly protagonista de otro musical como Cantando bajo la lluvia) que homenajeará con su aparición y sus bailes frenéticos a clásicos hollywoodienses tan memorables como Un americano en París, o el romántico y confundido marinero, Maxence, que añorará reencontrarse con la bella rubia que pinta en sus más dulces sueños. La trama convergerá por tanto por el destino de sus protagonistas: ¿se encontrarán? ¿triunfará el amor? todos ellos soñadores; unos en busca del "amor ideal", real y abstracto a la vez, y otros, a la espera de ser encontrados.

Deneuve y Demy bailando
(1965)
Con todo, en estos días se cumple el 45º aniversario de su rodaje estival, y para ello la pintoresca ciudad de Rochefort prepara sus mejores galas para conmemorar el acontecimiento que la inmortalizó como escenario de uno de los musicales más originales de la historia del cine. Del 2 de junio al 18 de septiembre los visitantes se convertirán en espectadores improvisados que podrán revivir el ambiente de las películas de Jacques Demy en una retrospectiva de su obra, además de acudir a una exposición con objetos de la época o localizar a través de una aplicación móvil los lugares de la ciudad que se elegirían para el musical, entre otras sorpresas más.

31 de mayo de 2011

holynchwood

David Lynch y Laura Harring en el rodaje de Mulholland Drive (2001)
¿La vida es sueño?
La luminosa ciudad de Los Ángeles aumenta y corrompe el sueño de Betty Elms / Diane Selwyn (Naomi Watts) respectivamente, alimentando su deseo de triunfar en los grandes estudios al tiempo que perturba y sume en una compleja, enigmática y barroca pesadilla cuya materialización deviene en algo siniestro. El inicio de la realidad comienza cuando ella despierta en el apartamento mientras observa la llave azul, esta última como señal de "trabajo" cumplido (asesinato por encargo). Todo lo anterior es un sueño ideal donde una actriz mediocre, insegura y temerosa de la inminente muerte de su amante, mejora su triste realidad. La mayor parte de los personajes que aparecen en esa recreación están basados en las personas que encuentra en la cena de la casa de Mulholland Dr, a la cual es invitada por su director de cine Adam Kesher y actual pareja de su amante, Camilla Rhodes (Laura Elena Harring), reinterpretada en su subconsciente como la turbadora y amnésica Rita, una mujer de gesto desvalido que toma su nombre  de la actriz (Rita Hayworth) que aparece en el cartel de una de las grandes femme fatales de la historia del cine, Gilda. Lo que se muestra en pantalla, lo que ve el espectador, es lo mismo que lo que ellas entienden que está pasando, una percepción que es formulada por David Lynch (1946-) con todos los recursos propios del cine a su alcance: una banda sonora inquietante compuesta por Angelo Badalamenti; puntos de vista subjetivos; fundidos a negro e imágenes abismadas, borrosas, que remiten al sueño/pesadilla, inicio y final del mismo. Siendo el misterio mágico y seductor, este dios creador funde realidad y sueño en un nuevo mundo que no refleja lo real, sino que tiene entidad propia, donde se evita lo fantástico –sin dejar de ser surrealista– utilizando elementos que se vuelven simbólicos y representan deseos, miedos, represiones y pasiones subjetivas. Así, en su sueño, Diane pasa de ser una vulgar actriz a una promesa del cine; o hace la vida imposible a su director, al que odia por haberle quitado a su amada; o tras haber contratado a un matón en el bar Winkie's –de donde toma el nombre de Betty por la camarera que los atiende–, pintarlo tan desastroso que no pueda llevar a cabo el asesinato que previamente le encarga, y todo, mientras muere de un ataque al corazón la única persona que podría delatarla, un hombre que le explica a su ¿terapeuta? el aterrador sueño que increíblemente se hace realidad tras la aparición de un mugriento y repudiado vagabundo -sucio  e  indigno como las acciones de Diane, materializadas en forma de temores–. Sin embargo, el asesinato se ve frustrado en el sueño, permitiendo a Rita sobrevivir y entregarle a Betty el dinero junto con la llave azul, en una acción simbólica que representaría la cancelación del crimen. De acuerdo con esta interpretación, se podría considerar que la película se plantea en dos partes: la primera recogería los sueños de Diane mezclados con recuerdos distorsionados y focalizados en Betty y la otra, explicaría hechos reales, filtrados a través de la subjetividad alterada de sentimientos contradictorios por el “despertar” de Diane en esa especie de purgatorio que simboliza el Club Silencio, donde el maestro de ceremonias y La Llorona de Los Ángeles –interpretando esta última una versión en castellano del significativo tema “Crying” de Roy Orbison–, tendrían la misión de recordarle/s que uno no puede escapar de la realidad y seguir inmerso en un mundo imaginario o País de las Maravillas/Pesadillas. Es ahí donde el espectador, al igual que Alicia, desciende por los intersticios de un imaginario tan asombroso y atrayente que da miedo. Cumplidos diez años desde su estreno, los seguidores de esta película continúan haciendo cábalas sobre su intrincada trama.


Rebekah del Río aká. Llorona de Los Ángeles - Llorando

28 de mayo de 2011

barcelona neta

Ugo Tognazzi es Herdhitze, un cínico criminal nazi en Porcile (1969)
Julian (Jean-Pierre Léaud) e Ida (Anne Wiazemsky) son dos jóvenes burgueses destinados por sus ricas famílias a un matrimonio de conveniencia, eso sí, con la insondable barrera de la libertad de uno, melancólico y encerrado en sí mismo en protesta por el rechazo a su padre y a sus negocios con los nazis, y las ideas revolucionarias de la otra, defensora a ultranza del movimiento estudiantil de la época. El director italiano Pier Paolo Pasolini (1922-1975) conversa con el espectador en boca de esta bucólica pareja sobre el conformismo de la sociedad que solo acepta la obediencia y que como el protagonista, pretende demostrar su desobediencia al padre (autoridad), calificándola de la misma forma que se presenta la película, como una Pocilga, y todo esto, mientras se suceden revueltas sociales en contra del sistema, en este caso con el muro de Berlín como telón de fondo. Pero ahí no acaba todo, la historia moderna converge y acaba con un “apocalíptico” relato anterior en el tiempo; si el rico heredero es devorado por los cerdos a los que tanto adora en un fatuo festín que se lleva a cabo en las pocilgas de la granja de su majestuosa villa, otro joven, desesperado, que ha matado a su padre, come carne humana y vaga por las laderas volcánicas del volcán Etna, acaba esperando la muerte en el estéril paisaje siciliano de la Reconquista Española, donde unos lobos hambrientos terminan por unir ambas muertes. En estas dos metáforas asistimos pues, a la destrucción de unos "héroes" rebeldes negados a aceptar el orden establecido, donde el canibalismo o el carroñerismo (lobos) y el Nazismo (cerdos) remitirían a la barbarie y destrucción más absoluta del hombre.
A un día vista de la carga policial que despertó al país y a medio mundo en contra del movimiento 15M en la Plaça Catalunya de Barcelona y en vistas a favorecer claramente la presumible –o no– victoria del equipo patrio, la cifra de indignados y damnificados aumentó considerablemente al conocerse que las causas de tal efectivo fueron las de "limpiar" la zona de la insalubridad debida, con los disturbios que sin embargo los "antidisturbios" provocaron –la cifra de heridos aumenta a más de ciento veinte–. ¿Qué causa verdaderamente que la sociedad se aboque a la suciedad de una pocilga? ¿La unión más que el hacinamiento de personas comprometidas por defender unos intereses generales? ¿O la revancha futbolística de un ayuntamiento que prefiere ver a sus ciudadanos enaltecidos, ebrios y distraídos, capaces en su enajenación de romper o ensuciar mobiliario urbano y por supuesto de manchar la cara más bonita de la ciudad en pro de una celebración? Desde luego yo por pocilga entiendo lo segundo, y por cerdos, todos aquellos que pretenden silenciar el grito unánime de una nación; de todos los que se mueven en pro de la libertad, en marcha por un planeta cansado de vapuleos.

11 de mayo de 2011

cumpleaños dalí

107º aniversario del nacimiento del visionario Salvador Dalí (11/ 5 /11)

Dalí por Richard Avedon (1963)
Decir algo ingenioso del genio Marqués de Púbol Salvador Dalí (1904 - 1989) es automático y carente de sentido, sin suficientes calificativos para describir a este ecléctico, místico y surrealista personaje que vivió en torno a un contínuo doble sentido, haciendo Gala de su mayor obra: él mismo. Natural de Figueras, en la comarca del Empordà (Girona), vendría al mundo con el mismo nombre que el de su difunto hermano, tres años mayor y fallecido nueve meses antes de su nacimiento, hecho temprano que le haría entrar en una crisis de identidad consigo mismo al creerse una mera copia del primogénito caído. Pronto le declarará su amor al arte y eso hará que comience a abrirse a las vanguardias de los años veinte como el Dadá o su mayor referente, el Surrealismo –del que continúa siendo su máximo exponente–, sin descuidar su círculo de amistades artísticas con españoles como Picasso, Buñuel o Lorca y de toda clase y condición a lo largo de su vida. Del imaginario daliniano destacarán sus más célebres representaciones del tiempo y sus relojes blandos con La persistencia de la memoria (1931); la erótica inspiradora de su compañera y esposa Gala con Pie de Gala (1931) y en otras tantas composiciones como La Madonna de Portlligat, Galarina o Leda atómica; coqueteos con la geometría (caracolas, cadenas de ADN, huevos) y animales fetiche, como sus esculturas del elefante de patas alargadas y el rinoceronte o el teléfono-langosta.
En 1946 Dalí y Disney fusionan sus estilos para crear una obra de animación conjunta bajo el nombre de Destino, cuya fuente de inspiración será la canción de homónimo título del cantante mexicano Armando Domínguez, pieza que a su vez estaba basada en el mundo onírico del catalán donde la historia de amor entre una bailarina y un jugador de béisbol / dios Cronos enfatiza la importancia del tiempo mientras los amantes esperan que el destino actúe en sus vidas. Durante los próximos 57 años el proyecto quedaría relegado al olvido por su escaso valor comercial y falta de medios, y no sería hasta el presente siglo, con la reedición de Fantasía 2000 (2003), donde se incluyera la obra como material extra, acabada por el director francés Dominique Monfery siguiendo las mismas pautas de recreación que la idea original.
Una exhaustiva obra entre pintura, escultura, moda o fotografía a lo largo de sus viajes entre París, Nueva York y España, contenida en la cabeza de un artista de magna talla que llegará en forma de catálogo completo de similar envergadura hacia 2015 aunque mientras, puede verse gran parte de su huella entre el Teatro-Museo Dalí de Figueras, la Casa Salvador Dalí en Portlligat o el Castillo Gala-Dalí en Púbol, aparte de decenas de espacios museísticos alrededor del mundo dedicados al cuerpo y alma del artista.


música: Dora Luz - Destino 
Dalí, Disney, Domínguez, Dominique y Dora con un mismo Destino (1946-2003)