Audrey Hepburn cumple sus bodas de oro en Breakfast at Tiffany's (1961-2011) |
Si bien el ritmo en que los acontecimientos suceden precisa de ser más ágil y rápido en un film que en la novela, la dirección que sigue la película vendría vertebrada por la historia en presente del criminal Sally Tomato y la de amor entre Holly y su vecino Paul Varjak. Paralelamente en el mundo referido al texto, el observador/escritor suministraría sus experiencias desde dentro, a través de lo que ha vivido junto a Holly años atrás –o vive en el momento en el que rememora los hechos–, cuyo nombre real se sustituye por el del hermano de la protagonista, Fred, hasta la muerte de éste.
La trama se deconstruye a través del happy end interpretativo entre la encantadora Audrey Hepburn y el melancólico George Peppard, donde se descubre la condición para que la protagonista deje de escapar de sí misma y acepte su propia identidad; pasa de tratar sus relaciones esporádicas como beneficio económico a sentirse molesta con dicha actitud. En la novela no se intuye este cambio debido a que Capote presta más atención a la caracterización que a la transformación de ella, y a pesar de la relación estrecha entre un hombre y una mujer solteros, rompe el cliché y prueba como la insignia “Holly Golightly viajera” identifica a ese ser salvaje (Lulamae), de espíritu libre (como el gato con el que vive y que no tiene nombre), “protegido” de los peligros de una vida ajetreada por su medalla de San Cristóbal (patrón de los aventureros); mientras Paul, el lado más comprometido de los dos, porta un anillo con otra insignia, la que representa la estabilidad.
La traición al espíritu de la novela es evidente en tanto que el mensaje que desprende la obra literaria es muy diferente al que transmite la película, ahora, eso sí, igual de válido a nivel comercial o incluso más que el original. De cualquier modo la imagen de glamour atemporal de Audrey (1929-1993) fue el catalizador del éxito de la cinta; si bien a través de su elegante boquilla mientras fumaba o portando el entubado traje negro hasta los tobillos de Givenchy, se le dotó de un aura chic acompañada del Moon River de Henry Mancini, que resultaría inolvidable y marcaría el estilo y presencia que la han llevado al estatus de icono del cine y de la moda actuales.
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