Espectro de Pedro el Rojo en foto de Ivan Benet para Informe per a una Acadèmia (2013) Àlex Rademakers © |
Tras la balsámica resaca de una trepidante y recién clausurada edición más del Temporada Alta y en uno de sus
múltiples marcos habituales, el Teatre de
Salt se oscureció para transportarnos al imaginario de Peter el Roig en el estreno de Informe per una Acadèmia, cuento dramatizado
del escritor checo Franz Kafka tantas veces revisitado que en esta ocasión recogía
y traducía Ivan Benet como único testigo de excepción, mitad homínido mitad animal
de escena y co-director de la obra junto a Xavier Ricart. Nosotros somos el público “académico” al que va dirigido el mensaje de un
distinguido simio trajeado con el don de la palabra que tras ser apresado y
confinado a las bodegas de un barco hacia Hamburgo escogerá el que será su
próximo destino: “els més importants escenaris de varietés del món civilitzat” (los más importantes escenarios de varietés del mundo civilizado).
Así será como después de cinco años –aglutinados en poco más de cincuenta minutos– el protagonista y demiurgo
de este mundo habrá aprendido a leer, escribir y disfrutar de algunos de los placeres
reservados únicamente al género humano (como el deleite de una buena copa vino),
sirviéndose de una pelada y simbólica tarima escalonada a modo de plataforma abatible
por la que discurrirá a través de los diferentes recovecos que le muestren las
luces y sombras de una escenografía que remite a su memoria. Todo un discurso que
manifiesta un monólogo crudo, íntimo y revelador por el que el actor se mueve
con la seguridad de un emancipado primate que no reprime su parte animal –sin
por ello desmerecer la ilustrada y nueva figura que ha conseguido– y siempre, en
pro de la libertad a la que tanto recurre.
En su hazaña por integrarse en la
sociedad, Peter se ha convertido en un crooner de voz grave que parece no tener un pelo de mico, aunque la sutil
caracterización del actor se limite a una copiosa barba que no hace sino
potenciar sus rasgos simiescos; el rojo / roig del apodo se derive de la tonalidad de su trasero y la cetrera herida en el muslo
le recuerde cómo un vestigo, el momento en el que fue cazado y arrebatado de su
anterior vida en la Costa de Oro.
La percepción evolutiva de la realidad que se vislumbra de la
interpretación de Ivan Benet es sobrecogedora, un texto que muestra un patrón
de conducta diferente a través de las vicisitudes de un antihéroe con un
tremendo espíritu de superación que nunca habría podido modelarse a sí mismo a no ser de
encontrar la paz, momentos que parecen resonar en su mente al son
de una taciturna balada jazzística o acompañados del luminoso canto de Sílvia Pérez Cruz.
Cara a cara antes de la función @ivanbenet |